lunes, 24 de enero de 2011

¡¡¡Fuegooo!!!


A falta de mayor ingenio para escribirles algo significativo, les dejo unas fotos que tomé la semana pasada cerca de mi localidad, donde hay un espacio que "tiro por viaje" se incendia y por lo mismo llena de humo las casas cercanas y el ambiente.


La primera vez que se quemó parte de este predio fue ocasionado por unos niños traviesos que aventaron un cohete y éste prendió el pasto seco. Esta última ocasión, nadie sabe, nadie supo y probablemente nadie sabrá cómo inició.

Después de media hora de dar aviso a protección civil del municipio, llegaron tres bomberos que mitigaron el fuego, con ayuda de algunos vecinos que sacaron sus cubetas y manguera para echar agua.


Mi idea de comentarles esto es por que no por ser niños o por ser un accidente debemos dejar que esto suceda, debemos educar a nuestros hijos para cuidar el ambiente, debemos ayudar en lo que se pueda (en este caso "dándole lata" a protección civil).

Pero no quiero regañarlos, ni hablarles de lo mismo que todo el mundo dice, sólo quería pasarles el chisme y quejarme de que ese día olía a humo toda todita.

lunes, 30 de agosto de 2010

razón

Porque de verdad que es difícil ponerse de acuerdo, a continuación les presento como mi primer post, después de "rola la historia", la primera parte de un cuento de Mario Benedetti, que se encuentra en el libro "Con y sin nostalgia":

Oh quepis, quepis,

qué mal me hiciste.


El obrero le dijo al militar progresista: "buenas intenciones tal vez, pero serás mandón hasta la muerte".

El militar progresista le dijo al blanco nacionalista: "¿querés que te sea franco? tu reforma agraria cabe en una maceta".

El blanco nacionalista le dijo al batllista: "lo que pasa es que ustedes siempre se olvidan de la gente del Interior".

El batllista le dijo al demócrata cristiano: “yo escribo dios con minúscula ¿y qué?".

El demócrata cristiano le dijo al socialista: "comprendo que seas ateo, pero jamás te perdonaré que no creas en la propiedad privada".

El socialista le dijo al anarco: "¿no se te ocurrió pensar porqué ustedes no han ganado nunca una revolución?".

El anarco le dijo al trosco: "son un grupúsculo de morondanga".

El trosco le dijo al foquista: "estás condenado a la derrota porque te desvinculaste de las masas".

El foquista le dijo al bolche: "también ustedes tuvieron delatores".

El bolche le dijo al prochino: "nosotros nos apoyamos en la clase obrera, ¿también en esto nos van a llevar la contra?".

Y así sucesivamente, “apunten, ¡fuego!”, dijo el gorila acomodándose el quepis, y un camión recogió los cadáveres.


Porque como ya bien lo dijo René Descartes: "no hay nada más equitativamente repartido que la razón; todos están convencidos de tener la suficiente".

sábado, 12 de junio de 2010

Rola la historia 5

Primera parte:

- Ya te cargó la chingada mi chavo.

La caja, tengo que agarrar la pinche caja…

Después de ponerte las esposas y dejarte al lado de la patrulla, el policía se acerca a su compañero y revisan tus documentos.

Ahí, a escasos metros de ti, el Bora que te robaste, su cofre deshecho y un poste doblado. Debajo de las llantas traseras un cuerpo inerte al que alguien, solidario, ya fue a colocarle una sabana para cubrirlo. A centímetros del cuerpo, una caja pequeña de madera de la que nadie se ha percatado.

- ¿Cómo ves si decimos que te diste a la fuga?

¿A la fuga?, ¿este tarado de donde quiere que saque el dinero para que me deje ir?. Seguro va a querer miles de pesos que obviamente no tengo. Si los tuviera no habría aceptado esta chamba. Me recarga la chingada. Y ahí sigue la caja; necesito esa pinche caja.

La radio de la patrulla suena. Uno de los policías se acerca a responder. El otro espera una respuesta tuya. Guardas silencio.

- Tan fácil como que te dejamos ir y tu sueltas un varo. Te conviene, un atropellado más otro menos en esta ciudad es lo de menos. Claro que tiene que ser muy buen varo. ¿Cuánto traes?

- Pareja, ya se jodió el asunto. Este güey es importante. Dice el comandante que lo llevemos a los separos en chinga.
- No manches. ¿Ni un pinche quinientón le vamos a poder sacar para soltarlo?

El policia se acerca a la patrulla. Tu ya no oyes su conversación. Te hincaste con las esposas puestas y recogiste la cajita. Te echas a correr sabiendo que tu vida depende de esa cajita de madera. Los policías sacan sus pistolas pero saben que no pueden dispararte...


Segunda parte.


Los policías sacan sus pistolas, pero saben que no pueden dispararte, no saben qué hacer, se miran uno al otro, piensan en perseguirte, pero posees un cuerpo atlético y ellos, simplemente no podrían correr ni media cuadra, comienzan a preocuparse por el regaño que seguramente recibirán por parte de su comandante.

Sigues corriendo, sin voltear y mucho menos detenerte. No piensas, únicamente sientes que uno de los vértices de la cajita de madera comienza a clavarse en tu mano debido a la fuerza con que sujetas dicho objeto.

De pronto, te detienes, nadie te siguió, miras a tu alrededor y te das cuenta de que no conoces el barrio, estás a salvo, o al menos eso crees. Decides caminar lentamente para recuperar el aliento y encontrar rumbo conocido.

Llegas a una avenida amplia y muy iluminada, piensas que caminar sobre ella es seguro y además, confías en encontrar los señalamientos que muestran el nombre de las calles.

Avanzas despacio, viene a tu mente la persona que falleció y dejaste atrás sin reparar en otra cosa más que tu cajita de madera, la observas, no tiene ni un rasguño y repentinamente, te congelas, alguien ha tocado tu hombro...

Tercera parte.
(Escrita por: Paulina VL, http://pvl1231.blogspot.com/)

....ya valió madre....es lo primero que piensas al sentir que una mano fría e inoportuna ha tocado tu hombro.
-disculpe joven, ¿no sabe cómo llego a la avenida Palmas?-
-no señor, dicúlpeme...-sigues caminando tratando de recobrar el aliento y dejas atrás al pinche viejito que por poco y te provoca un infarto.

Tu camisa está rasgada y en la escena del crimen dejaste todo cuanto traías, que además, ni era tuyo. Traes a cuestas nada más que una caja de madera que ahora tienes que hacer llegar a su destino para acabar de una buena vez con todo ésto.
Comienzas a preguntarte si los policías intentarán buscarte y vuelves a pensar en el hombre muerto..."Uno más, en ésta ciudad" como bien dijeron los tiras.

Aprietas con tal fuerza la caja que una mano ha comenzado a sangrarte y te percatas de que sigues esposado. ¿Cómo carajo quitarte las esposas?
Cada vez se pone peor...sigues esposado y sigues perdido...los nombres de las calles no te dicen nada y no sé te ocurre a quien podrías sobornar, amenzar o recurrir para que te quiten las esposas.

-pinche lío en el que me vine a meter y todo por ésta caja-
La caja resbala de entre tus manos y cae boca abajo al piso completamente abierta...


Cuarta parte.
(Escrita por: Víctor Valencia, que no tiene un blog como tal, pero quiso entrarle a esta onda)

- ¡Su puta madre! ¿Y ahora cómo carajos lo levanto? – piensas, mientras intentas agacharte, pero sabes que será muy difícil poder levantarla con las manos esposadas por la espalda. Entonces, aquella mujer de la que no te habías percatado se detiene justo antes de pisar la caja.

- ¡Oh! Espero no se haya roto – dice ella mientras se agachaba para levantar la caja. Y a ti, el corazón te da un tumbo al pensar que la anciana podría saber que guardas ahí. ¿Y ahora? Ni modo que además del hombre que dejaste abajo del coche, te cargues también a la abuelita.

- No señora, no se preocu… - y te quedas en silencio cuando descubres que la viejita localizó la caja a tientas, dejando de lado su bastón y evitando que se le caigan las gafas oscuras, tan oscuras como la noche misma.

- Aquí tienes hijo, creo que no le pasó nada… pero mejor revísala tú

- Gracias, no se hubiera molestado… pero oiga… ¿sería mucha molestia pedirle que me la ponga aquí en la camisa? Es que no puedo usar mis manos ahorita.

- Claro hijo… pero mira nada más… jajaja, bueno, una frase un tanto irónica para una vieja en mi estado ¿verdad? – Y pese a la situación que estás viviendo, no puedes evitar reírte junto con ella.

- Tengo mi casa aquí cerca y vivo sola, así que si quieres, puedes venir conmigo y te daré una camisa de mi difunto Alfonsito, él era mi’jo, pero murió hace algunos años. En fin, espero que no te moleste, pero si no la usas tú, ya nadie la usará.

- Pero señora, es que no podría… además, no debería usted llevar extraños a su casa.

- Oh, vamos, sólo te daré una camisa. Además, no creo que me vayas a hacer algo malo… ¿O sí?...

Qui
Quinta parte.a parte

(escrita por Cynthia “Haru” Rodríguez,http://rtprod.blogspot.com/)

Tú ríes nervioso, tu humor negro casi te traiciona y prácticamente tienes que morderte la lengua para no soltar un comentario sarcástico, de esos que te salen automáticos. Sin embargo, en esta ocasión decides no joderte más de lo que ya estas y aceptar su ayuda, al fin eso es mejor que explicarle exactamente qué es lo que un hombre en tus zapatos está dispuesto a hacer, así que te limitas a contestar únicamente un escueto:

- No, ¿cómo cree?, vamos…

- Entonces sígueme hijo…

La anciana camina sobre la avenida grande hasta llegar a un callejón pequeño y obscuro, tú la sigues impresionado de que alguien en su condición camine con tanta rapidez y seguridad por una calle curvada y con tantos obstáculos, mientras que tú, hombre atlético, por unas pinches esposas a penas y puedes seguirla sin terminar de cara contra el pavimento.

De pronto comienzas a sentirte mal, nunca pensaste en que terminarías chingandote a un pobre cristiano y ahora no estás del todo seguro en que harás con la anciana una vez que llegues a su casa y recibas su ayuda. Piensas optimista que tal vez no se dé cuenta de que estas esposado y que no se pregunte el por qué tienes la camisa rota… pero en tu cabeza inmediatamente se escuchan las palabras “es ciega, no pendeja”.

De pronto la voz de la anciana te saca de tus pensamientos:

- Y dime… ¿de quién estas huyendo?

Tú te detienes en seco, no esperabas responder a una pregunta así, al menos no tan pronto.

- Yo, de nadie señora cómo cree… - dices como intento desesperado por zafarte.

- Claaaro, y ahora me vas a decir que en la cajita hay dulces…

Piensas en salir corriendo, pero ¿para dónde? sin darte cuanta caminaste hacia un lugar del que no tienes idea de cómo salir…

- bbbu.. bueno… esteeeee

- Hijo no me mientas, estoy ciega, no pendeja…



***¿Alguien que quiera concluirla?***


sábado, 22 de mayo de 2010

Rola la historia 4

Primera parte:

- Ya te cargó la chingada mi chavo.

La caja, tengo que agarrar la pinche caja…

Después de ponerte las esposas y dejarte al lado de la patrulla, el policía se acerca a su compañero y revisan tus documentos.

Ahí, a escasos metros de ti, el Bora que te robaste, su cofre deshecho y un poste doblado. Debajo de las llantas traseras un cuerpo inerte al que alguien, solidario, ya fue a colocarle una sabana para cubrirlo. A centímetros del cuerpo, una caja pequeña de madera de la que nadie se ha percatado.

- ¿Cómo ves si decimos que te diste a la fuga?

¿A la fuga?, ¿este tarado de donde quiere que saque el dinero para que me deje ir?. Seguro va a querer miles de pesos que obviamente no tengo. Si los tuviera no habría aceptado esta chamba. Me recarga la chingada. Y ahí sigue la caja; necesito esa pinche caja.

La radio de la patrulla suena. Uno de los policías se acerca a responder. El otro espera una respuesta tuya. Guardas silencio.

- Tan fácil como que te dejamos ir y tu sueltas un varo. Te conviene, un atropellado más otro menos en esta ciudad es lo de menos. Claro que tiene que ser muy buen varo. ¿Cuánto traes?

- Pareja, ya se jodió el asunto. Este güey es importante. Dice el comandante que lo llevemos a los separos en chinga.
- No manches. ¿Ni un pinche quinientón le vamos a poder sacar para soltarlo?

El policia se acerca a la patrulla. Tu ya no oyes su conversación. Te hincaste con las esposas puestas y recogiste la cajita. Te echas a correr sabiendo que tu vida depende de esa cajita de madera. Los policías sacan sus pistolas pero saben que no pueden dispararte...


Segunda parte.


Los policías sacan sus pistolas, pero saben que no pueden dispararte, no saben qué hacer, se miran uno al otro, piensan en perseguirte, pero posees un cuerpo atlético y ellos, simplemente no podrían correr ni media cuadra, comienzan a preocuparse por el regaño que seguramente recibirán por parte de su comandante.

Sigues corriendo, sin voltear y mucho menos detenerte. No piensas, únicamente sientes que uno de los vértices de la cajita de madera comienza a clavarse en tu mano debido a la fuerza con que sujetas dicho objeto.

De pronto, te detienes, nadie te siguió, miras a tu alrededor y te das cuenta de que no conoces el barrio, estás a salvo, o al menos eso crees. Decides caminar lentamente para recuperar el aliento y encontrar rumbo conocido.

Llegas a una avenida amplia y muy iluminada, piensas que caminar sobre ella es seguro y además, confías en encontrar los señalamientos que muestran el nombre de las calles.

Avanzas despacio, viene a tu mente la persona que falleció y dejaste atrás sin reparar en otra cosa más que tu cajita de madera, la observas, no tiene ni un rasguño y repentinamente, te congelas, alguien ha tocado tu hombro...

Tercera parte.
(Escrita por: Paulina VL, http://pvl1231.blogspot.com/)

....ya valió madre....es lo primero que piensas al sentir que una mano fría e inoportuna ha tocado tu hombro.
-disculpe joven, ¿no sabe cómo llego a la avenida Palmas?-
-no señor, dicúlpeme...-sigues caminando tratando de recobrar el aliento y dejas atrás al pinche viejito que por poco y te provoca un infarto.

Tu camisa está rasgada y en la escena del crimen dejaste todo cuanto traías, que además, ni era tuyo. Traes a cuestas nada más que una caja de madera que ahora tienes que hacer llegar a su destino para acabar de una buena vez con todo ésto.
Comienzas a preguntarte si los policías intentarán buscarte y vuelves a pensar en el hombre muerto..."Uno más, en ésta ciudad" como bien dijeron los tiras.

Aprietas con tal fuerza la caja que una mano ha comenzado a sangrarte y te percatas de que sigues esposado. ¿Cómo carajo quitarte las esposas?
Cada vez se pone peor...sigues esposado y sigues perdido...los nombres de las calles no te dicen nada y no sé te ocurre a quien podrías sobornar, amenzar o recurrir para que te quiten las esposas.

-pinche lío en el que me vine a meter y todo por ésta caja-
La caja resbala de entre tus manos y cae boca abajo al piso completamente abierta...


Cuarta parte.
(Escrita por: Víctor Valencia, que no tiene un blog como tal, pero quiso entrarle a esta onda)

- ¡Su puta madre! ¿Y ahora cómo carajos lo levanto? – piensas, mientras intentas agacharte, pero sabes que será muy difícil poder levantarla con las manos esposadas por la espalda. Entonces, aquella mujer de la que no te habías percatado se detiene justo antes de pisar la caja.

- ¡Oh! Espero no se haya roto – dice ella mientras se agachaba para levantar la caja. Y a ti, el corazón te da un tumbo al pensar que la anciana podría saber que guardas ahí. ¿Y ahora? Ni modo que además del hombre que dejaste abajo del coche, te cargues también a la abuelita.

- No señora, no se preocu… - y te quedas en silencio cuando descubres que la viejita localizó la caja a tientas, dejando de lado su bastón y evitando que se le caigan las gafas oscuras, tan oscuras como la noche misma.

- Aquí tienes hijo, creo que no le pasó nada… pero mejor revísala tú

- Gracias, no se hubiera molestado… pero oiga… ¿sería mucha molestia pedirle que me la ponga aquí en la camisa? Es que no puedo usar mis manos ahorita.

- Claro hijo… pero mira nada más… jajaja, bueno, una frase un tanto irónica para una vieja en mi estado ¿verdad? – Y pese a la situación que estás viviendo, no puedes evitar reírte junto con ella.

- Tengo mi casa aquí cerca y vivo sola, así que si quieres, puedes venir conmigo y te daré una camisa de mi difunto Alfonsito, él era mi’jo, pero murió hace algunos años. En fin, espero que no te moleste, pero si no la usas tú, ya nadie la usará.

- Pero señora, es que no podría… además, no debería usted llevar extraños a su casa.

- Oh, vamos, sólo te daré una camisa. Además, no creo que me vayas a hacer algo malo… ¿O sí?...


***

Gracias a Víctor, ¿alguien más se anima?

miércoles, 19 de mayo de 2010

Rola la historia 3

Primera parte:

- Ya te cargó la chingada mi chavo.

La caja, tengo que agarrar la pinche caja…

Después de ponerte las esposas y dejarte al lado de la patrulla, el policía se acerca a su compañero y revisan tus documentos.

Ahí, a escasos metros de ti, el Bora que te robaste, su cofre deshecho y un poste doblado. Debajo de las llantas traseras un cuerpo inerte al que alguien, solidario, ya fue a colocarle una sabana para cubrirlo. A centímetros del cuerpo, una caja pequeña de madera de la que nadie se ha percatado.

- ¿Cómo ves si decimos que te diste a la fuga?

¿A la fuga?, ¿este tarado de donde quiere que saque el dinero para que me deje ir?. Seguro va a querer miles de pesos que obviamente no tengo. Si los tuviera no habría aceptado esta chamba. Me recarga la chingada. Y ahí sigue la caja; necesito esa pinche caja.

La radio de la patrulla suena. Uno de los policías se acerca a responder. El otro espera una respuesta tuya. Guardas silencio.

- Tan fácil como que te dejamos ir y tu sueltas un varo. Te conviene, un atropellado más otro menos en esta ciudad es lo de menos. Claro que tiene que ser muy buen varo. ¿Cuánto traes?

- Pareja, ya se jodió el asunto. Este güey es importante. Dice el comandante que lo llevemos a los separos en chinga.
- No manches. ¿Ni un pinche quinientón le vamos a poder sacar para soltarlo?

El policia se acerca a la patrulla. Tu ya no oyes su conversación. Te hincaste con las esposas puestas y recogiste la cajita. Te echas a correr sabiendo que tu vida depende de esa cajita de madera. Los policías sacan sus pistolas pero saben que no pueden dispararte...


Segunda parte.


Los policías sacan sus pistolas, pero saben que no pueden dispararte, no saben qué hacer, se miran uno al otro, piensan en perseguirte, pero posees un cuerpo atlético y ellos, simplemente no podrían correr ni media cuadra, comienzan a preocuparse por el regaño que seguramente recibirán por parte de su comandante.

Sigues corriendo, sin voltear y mucho menos detenerte. No piensas, únicamente sientes que uno de los vértices de la cajita de madera comienza a clavarse en tu mano debido a la fuerza con que sujetas dicho objeto.

De pronto, te detienes, nadie te siguió, miras a tu alrededor y te das cuenta de que no conoces el barrio, estás a salvo, o al menos eso crees. Decides caminar lentamente para recuperar el aliento y encontrar rumbo conocido.

Llegas a una avenida amplia y muy iluminada, piensas que caminar sobre ella es seguro y además, confías en encontrar los señalamientos que muestran el nombre de las calles.

Avanzas despacio, viene a tu mente la persona que falleció y dejaste atrás sin reparar en otra cosa más que tu cajita de madera, la observas, no tiene ni un rasguño y repentinamente, te congelas, alguien ha tocado tu hombro...

Tercera parte.
(Escrita por: Paulina VL, http://pvl1231.blogspot.com/)

....ya valió madre....es lo primero que piensas al sentir que una mano fría e inoportuna ha tocado tu hombro.
-disculpe joven, ¿no sabe cómo llego a la avenida Palmas?-
-no señor, dicúlpeme...-sigues caminando tratando de recobrar el aliento y dejas atrás al pinche viejito que por poco y te provoca un infarto.

Tu camisa está rasgada y en la escena del crimen dejaste todo cuanto traías, que además, ni era tuyo. Traes a cuestas nada más que una caja de madera que ahora tienes que hacer llegar a su destino para acabar de una buena vez con todo ésto.
Comienzas a preguntarte si los policías intentarán buscarte y vuelves a pensar en el hombre muerto..."Uno más, en ésta ciudad" como bien dijeron los tiras.

Aprietas con tal fuerza la caja que una mano ha comenzado a sangrarte y te percatas de que sigues esposado. ¿Cómo carajo quitarte las esposas?
Cada vez se pone peor...sigues esposado y sigues perdido...los nombres de las calles no te dicen nada y no sé te ocurre a quien podrías sobornar, amenzar o recurrir para que te quiten las esposas.

-pinche lío en el que me vine a meter y todo por ésta caja-
La caja resbala de entre tus manos y cae boca abajo al piso completamente abierta...

***
Gracias a Paulina VL por la tercera parte.
Ahora alguien mas que se aviente la cuarta???

sábado, 8 de mayo de 2010

Rola la historia 2

Primera parte:

- Ya te cargó la chingada mi chavo.

La caja, tengo que agarrar la pinche caja…

Después de ponerte las esposas y dejarte al lado de la patrulla, el policía se acerca a su compañero y revisan tus documentos.

Ahí, a escasos metros de ti, el Bora que te robaste, su cofre deshecho y un poste doblado. Debajo de las llantas traseras un cuerpo inerte al que alguien, solidario, ya fue a colocarle una sabana para cubrirlo. A centímetros del cuerpo, una caja pequeña de madera de la que nadie se ha percatado.

- ¿Cómo ves si decimos que te diste a la fuga?

¿A la fuga?, ¿este tarado de donde quiere que saque el dinero para que me deje ir?. Seguro va a querer miles de pesos que obviamente no tengo. Si los tuviera no habría aceptado esta chamba. Me recarga la chingada. Y ahí sigue la caja; necesito esa pinche caja.

La radio de la patrulla suena. Uno de los policías se acerca a responder. El otro espera una respuesta tuya. Guardas silencio.

- Tan fácil como que te dejamos ir y tu sueltas un varo. Te conviene, un atropellado más otro menos en esta ciudad es lo de menos. Claro que tiene que ser muy buen varo. ¿Cuánto traes?

- Pareja, ya se jodió el asunto. Este güey es importante. Dice el comandante que lo llevemos a los separos en chinga.
- No manches. ¿Ni un pinche quinientón le vamos a poder sacar para soltarlo?

El policia se acerca a la patrulla. Tu ya no oyes su conversación. Te hincaste con las esposas puestas y recogiste la cajita. Te echas a correr sabiendo que tu vida depende de esa cajita de madera. Los policías sacan sus pistolas pero saben que no pueden dispararte...


Segunda parte.


Los policías sacan sus pistolas, pero saben que no pueden dispararte, no saben qué hacer, se miran uno al otro, piensan en perseguirte, pero posees un cuerpo atlético y ellos, simplemente no podrían correr ni media cuadra, comienzan a preocuparse por el regaño que seguramente recibirán por parte de su comandante.

Sigues corriendo, sin voltear y mucho menos detenerte. No piensas, únicamente sientes que uno de los vértices de la cajita de madera comienza a clavarse en tu mano debido a la fuerza con que sujetas dicho objeto.

De pronto, te detienes, nadie te siguió, miras a tu alrededor y te das cuenta de que no conoces el barrio, estás a salvo, o al menos eso crees. Decides caminar lentamente para recuperar el aliento y encontrar rumbo conocido.

Llegas a una avenida amplia y muy iluminada, piensas que caminar sobre ella es seguro y además, confías en encontrar los señalamientos que muestran el nombre de las calles.

Avanzas despacio, viene a tu mente la persona que falleció y dejaste atrás sin reparar en otra cosa más que tu cajita de madera, la observas, no tiene ni un rasguño y repentinamente, te congelas, alguien ha tocado tu hombro...


Rola la historia

Primera parte:

- Ya te cargó la chingada mi chavo.

La caja, tengo que agarrar la pinche caja…

Después de ponerte las esposas y dejarte al lado de la patrulla, el policía se acerca a su compañero y revisan tus documentos.

Ahí, a escasos metros de ti, el Bora que te robaste, su cofre deshecho y un poste doblado. Debajo de las llantas traseras un cuerpo inerte al que alguien, solidario, ya fue a colocarle una sabana para cubrirlo. A centímetros del cuerpo, una caja pequeña de madera de la que nadie se ha percatado.

- ¿Cómo ves si decimos que te diste a la fuga?

¿A la fuga?, ¿este tarado de donde quiere que saque el dinero para que me deje ir?. Seguro va a querer miles de pesos que obviamente no tengo. Si los tuviera no habría aceptado esta chamba. Me recarga la chingada. Y ahí sigue la caja; necesito esa pinche caja.

La radio de la patrulla suena. Uno de los policías se acerca a responder. El otro espera una respuesta tuya. Guardas silencio.

- Tan fácil como que te dejamos ir y tu sueltas un varo. Te conviene, un atropellado más otro menos en esta ciudad es lo de menos. Claro que tiene que ser muy buen varo. ¿Cuánto traes?

- Pareja, ya se jodió el asunto. Este güey es importante. Dice el comandante que lo llevemos a los separos en chinga.
- No manches. ¿Ni un pinche quinientón le vamos a poder sacar para soltarlo?

El policia se acerca a la patrulla. Tu ya no oyes su conversación. Te hincaste con las esposas puestas y recogiste la cajita. Te echas a correr sabiendo que tu vida depende de esa cajita de madera. Los policías sacan sus pistolas pero saben que no pueden dispararte...


***
En eltianguisbloguero.blogspot.com se encuentra esta primera parte de una historia que tiene mucho camino por delante. Se trata de una convocatoria para tener una historia con un mismo inicio pero que va a terminar de muchas formas.
Esto es así, El Agus publicó esta historia en el blog antes mencionado, su servidora publicará una segunda parte a esta misma historia, convocando a que alguien mas escriba y publique en su blog una tercera parte, convocando de esta misma manera a una cuarta persona a que escriba la continuación, la publique en su blog y haga una nueva solicitud. De manera textual la convocatoria sería así:

1. Quien deseé colaborar con la 2da parte me avisa a través de los comentarios. El primero que diga "yo", "yo le sigo", "uste no se apure que yo me aviento la 2da parte" o cosa parecida queda apuntado y comprometido.

2. Tomando la fecha de su comentario tendrá dos días para escribir la 2da parte y publicarla en su propio blog. Yo la publicaré en éste. Ahora viene lo interesante:

3. Hasta aquí hay 2 autores con la misma 1era y 2da partes cada una en su respectivo blog. Estos 2 autores convocaremos a otros 2 autores más para las 3eras partes (con los mismos requisitos publicados aqui, sin cambiar nada: avisar en los comentarios, dos días para escribir la parte que les toque y publicarlo en su blog).

4. Una vez escritas las dos 3eras partes respectivas tendremos 4 blogs con la misma 1era y 2da parte pero con dos 3eras partes diferentes. Ahora estos 4 autores en sus respectivos blogs convocarán a otros 4 más para la 4ta parte.

5. Una vez que se nos sumen otros 4 autores con sus 4tas partes respectivas serán 8 historias con las mismas 1eras y 2das partes, 2 3eras partes diferentes y 4 4tas partes también diferentes.

6. Para las 5tas partes finales serán 8 blogs convocando a otros 8 autores para escribir las 5tas partes respectivas. Aquí la idea es finalizar las 4 historias con 4 5tas partes diferentes . Finalizaremos con 8 historias con un mismo comienzo pero que se irán desviando a caminos insospechados.

Es importante que cada una de las 5 partes de la historia sea breve. Es la única limitante que pongo. Hablo de dos o tres párrafos a lo mucho. Estoy consciente que alguna historia se va a cortar por diferentes motivos (no quieran publicarla en sus blogs, no cumplan con los dos días límites para escribir la parte que les toca, vean que en el famoso blog aquel que tiene chorromil seguidores ya habían propuesto algo asi y chafeó re gacho, etc). Sin embargo se que por ahí, muchos de los que escriben un blog, tienen una venita de escritores que les encantaría explorar. A mi también me sucede lo mismo, asi que échenme la mano y veamos que historias nos salen de este proyecto. Muchas gracias.